jueves, 19 de mayo de 2011

"Han generado el clima de crispación"

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    La palabrita apareció de repente (quién sabe a qué cultor de las zonceras se le ocurrió) y se instaló con rapidéz. Su primera aparición, de acuerdo con nuestra investigación, data de julio de 2005, y en boca de la senadora nacional bonaerense electa por portación de apellido. No sabemos quién le enseñó a pronunciarla.
    Meses después, desde las páginas del diario centenario, el columnista calvo consideró que "ningún político carece de una dosis de paranoia, pero el problema es que el Presidente y su esposa llevan la persecución supuesta a la tribuna o a la exposición pública y la convierten en certeza absoluta. El resultado termina construyendo un clima de crispación entre el Gobierno y la prensa, que es, a la vez, el más notable que se vivió en los últimos veintidós años de democracia". Ya por entonces, la palabra había ganado su espacio e iba en buen camino para convertirse en una zoncera psicologista de cola de panadería.
    "El otro conflicto es el clima político de crispación, de temor y de cierta arbitrariedad que se instaló durante la administración de Kirchner", destacó el mismo periodista meses después, y apoyado por un cardenal: "La crispación no contribuye a la cultura del encuentro". !Madre de Dios!
    Las entidades periodísticas/lobbistas no iban a perderse la oportunidad de aportar su granito de arena y denunciaron "este clima de crispación y agresividad" en el que según ellas se debatía la Ley de Servicios Audiovisuales. Incluso dos conspicuos y virulentos diputados de la oposición que hoy no se pueden ni ver unieron por entonces sus voces para alertar sobre "un clima de crispación y violencia planificada por el Gobierno".
    Pero probablemente el éxtasis de instalación de la zoncera llegó en 2008, luego de un encuentro pastoral cuyo comunicado hizo que el diario centenario titulara: "Percibe la Iglesia un clima de crispación".
    "Crispación" tiene dos acepciones: 1) contracción repentina y pasajera de un músculo y 2) irritación, exasperación. Y como uno sabe que el músculo del Gobierno no se ha contraído, debe pensar que la referencia, sin duda, va por la segunda definición.
    En ese caso, evidentemente se trata de un tema de "transferencia", en el sentido psicológico de la palabra, porque basta con verles las caras a quienes sostienen estas zonceras; basta con observar su entrecejo fruncido (a pesar de los litros de botox), su gesto de disgusto permanente, su actitud de estar todo el día oliendo bosta para comprender que sólo una gran frustración como la que padecen los puede llevar a tales supuestos.
    Ellos verdaderamente están crispàdos en su imposibilidad de dañar al Gobierno. Los que estamos de este lado sólo sentimos "CRIS-PASIÓN", o sea, una inmensa pasión y un profundo compromiso con la tarea que lleva adelante nuestra Presidenta. ¿Suena muy alcahuete? Y a mí qué me importa...

1 comentario:

  1. La senadora a la que te referís, que orgullosamente porta apellido ajeno, tiene alterados los extremos del aparato digestivo, además desayuna con “Activia” así que no hay que darle trascendencia a sus opiniones, huelen mal, tiene cara de (que no disimula ni con cirugías)… y desparrama... otra cosa no se le puede pedir por esta deformación genética. El resto que anda “portando cara” es porque vienen de cuidar los negocios (es para que se entienda y no para justificar)
    Realmente a mí tampoco me importa, siento CRIS-PASIÓN aunque suene alcahuete. Si la palabra no se presta por eso de las definiciones, no tengo problemas de darla vuelta PASIÓN-CRIS y mal no suena.
    ¿La expresión “Madre de Dios” viene a ser algo así como la Virgen María?
    ¿Querés decir que ellos piensan que a “la cultura del encuentro" se le va a acercar el Espíritu Santo y se pudre todo?
    No, nadie puede parar esta nueva concepción de "cultura del encuentro" los desperdigados son ellos.

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