sábado, 20 de agosto de 2011
Hemimway, Gregorio Fuentes y el mar
por Héctor Solasso
"__Pero el hombre no está hecho para la derrota __dijo__. Un hombre puede ser destruído, pero no derrotado... No es tan mala la derrota __pensó__ . Jamás pensé que fuera tan fácil. ¿Y qué es lo que te ha derrotado, viejo?, pensó. __Nada__ dijo en voz alta__ . Me alejé demasiado."
Gregorio Fuentes vivió en el puerto de Cojímar, también conocido como Bahía Heminway, en La Habana, hasta los ciento un años. "Era un viejo que pescaba solo en un bote en el Gulf Sream y hacía ochenta y cuatro días que no pescaba un pez," Vivía junto a una hermana menor, muy cerca de La Terraza, el bar donde Heminway solía sentarse, beber, escribir apuntes. Ahí se conocieron, y acompañó al escritor a pescar durante mucho tiempo, en su barco El Pilar.
"El viejo era flaco y desgarbado, con arrugas profundas en la parte posterior del cuello. Las pardas manchas del benigno cáncer de la piel que el sol produce con sus reflejos en el mar tropical estaban en sus mejillas. Estas pecas corrían por los lados de su cara hasta bastante abajo y sus manos tenían las hondas cicatrices que causan la manipulación de las cuerdas cuando sujetan los grandes peces. Pero ninguna de estas cicatrices era reciente. Eran tan viejas como las erosiones de un árido desierto. Todo en él era viejo, salvo sus ojos; y estos tenían el color claro del mar y eran alegres e invictos".
Hay una similitud entre la batalla casi metafísica por su dignidad que éste viejo "de ojos invictos" libra contra el pez espada, y la lucha a muerte del Capitán Ahab contra su ballena blanca. Pero Gregorio Fuentes es real, humano. No es común interpelar el protagonismo real en los personajes de ficción, y sin embargo, la obra de Heminway registra casos como éste.
Su novela "Por quién doblan las campanas", cuyo argumento se desarrolla durante la Guerra Civil española, mereció críticas... de sus personajes. Efectivamente, los sobrevivientes norteamericanos del Batallón Lincoln de las Brigadas Internacionales, criticaron la liviandad que veían en el hecho de dedicar casi un capítulo a la relación amorosa entre Jordán, el protagonista, y María, la jóven que conoce en el campamento guerrillero. Los combatientes franceses del Batallón André Marty, cuestionaron su esbozo descalificador del legendario dirigente comunista, que en la novela aparece como un loco sádico, capáz de fusilar sin razón.
El viejo compartió muchos momentos con el otro viejo, su creador, hasta el día en que Heminway partió hacia su última novela, aferrado a su escopeta de dos caños. Por su parte, Gregorio Fuentes, a los ciento un años, salió una tarde al mar y se alejó demasiado, esta vez para siempre.
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