sábado, 14 de mayo de 2011
Mi reacción ante la muerte de Osama Bin Laden
por Noam Chomsky
(de Miradas al Sur)
Cada vez es más evidente que la operación fue un asesinato planificado, violando de manera múltiple normas elementales del derecho internacional. No que hicieran ningún intento de aprehender a la víctima desarmada, lo que presumiblemente podrían haber logrado 80 comandos que virtualmente no enfrentaban ninguna oposición, excepto, afirman, la de su esposa, que se lanzó hacia ellos. En sociedades que profesan un cierto respecto por la ley, a los sospechos se les aprehende y se les conduce a un juicio justo. Subrayo “sospechosos”. En abril de 2002, el jefe del FBI, Robert Mueller, informó a la prensa de que después de la investigación más intensiva de la historia, el FBI solo podía decir que “creía” que la conspiración se tramó en Afganistán, aunque se implementó en los Emiratos Árabes Unidos y Alemania. Lo que solo creían en abril de 2002, obviamente no lo sabían 8 meses antes, cuando Washington desdeñó ofertas tentadoras de los talibanes (no sabemos cómo de serias porque se descartaron instantáneamente) de extraditar a Bin Laden si les presentaban alguna evidencia, la que, como pronto supimos, Washington no poseía. Por lo tanto Obama simplemente mintió cuando dijo en su declaración de la Casa Blanca, que “rápidamente supimos que los ataques del 11-S fueron realizados por al-Qaida”.
Desde entonces no han suministrado nada serio. Han hablado mucho de la “confesión” de Bin Laden, pero suena más bien como si yo confesara que gané el Maratón de Boston. Alardeó de algo que consideraba un gran logro.
También hay mucha discusión sobre la cólera de Washington porque Pakistán no entregó a Bin Laden, aunque seguramente elementos de las fuerzas militares y de seguridad estaban informados de su presencia en Abbottabad. Se habla menos de la cólera paquistaní porque EE.UU. invadió su territorio para realizar un asesinato político. El fervor antiestadounidense ya es muy fuerte en Pakistán, y estos eventos probablemente lo exacerbarán. La decisión de arrojar el cuerpo al mar ya provoca, previsiblemente, cólera y escepticismo en gran parte del mundo musulmán.
Podríamos preguntarnos cómo reaccionaríamos si unos comandos iraquíes aterrizaran en el complejo de George W. Bush, lo asesinaran, y lanzaran su cuerpo al Atlántico. Sin lugar a dudas sus crímenes excedieron en mucho los de Bin Laden, y no es un “sospechoso” sino indiscutiblemente el que “tomó las decisiones”, quien dio las órdenes de cometer el “supremo crimen internacional, que difiere solo de otros crímenes de guerra en que contiene en sí el mal acumulado del conjunto” (citando al Tribunal de Núremberg) por el cual se ahorcó a los criminales nazis: los cientos de miles de muertos, millones de refugiados, destrucción de gran parte del país, el encarnizado conflicto sectario que ahora se ha propagado al resto de la región.
Hay más que decir sobre [el terrorista que hizo volar el avión cubano, Orlando] Bosch, quien acaba de morir pacíficamente en Florida, incluida la referencia a la “doctrina Bush” de que las sociedades que albergan a los terroristas son tan culpables como los propios terroristas y hay que tratarlas de la manera correspondiente. Parece que nadie se dio cuenta de que Bush estaba llamado a la invasión y destrucción de EE.UU. y al asesinato de su criminal presidente.
Lo mismo pasa con el nombre: Operación Gerónimo. La mentalidad imperial está tan arraigada, en toda la sociedad occidental, que parece que nadie percibe que están glorificando a Bin Laden al identificarlo con la valerosa resistencia frente a los invasores genocidas. Es como bautizar nuestras armas asesinas según las víctimas de nuestros crímenes: Apache, Tomahawk… Es como si la Luftwaffe llamara sus aviones caza: “Judío” y “Gitano”.
Hay mucho más que decir, pero incluso los hechos más obvios y elementales deberían darnos mucho que pensar.
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Sabemos que Chomsky tiene muy estudiado el tema de la desviación de la atención como manera de control social, creando problemas para después presentar las soluciones que deben ser dolorosas pero inevitables así que hay que aceptarlas. Inevitablemente coincido con su apreciación.
ResponderEliminarSabemos que, y vuelvo a coincidir, los habitantes de EEUU son niños y gustan de ser tratados como tales, porque son “educados” para eso. Lo mismo que sus razonamientos rayan la mediocridad.
Que acepten que hubo algún tipo de peligro porque una mujer… Justamente, para ellos degradadas como seres inferiores a quienes se les permite manifestarse fuera de la prostitución –mediática o cualquier otra- a sólo efecto de demostrar que “alguna puede” (pero poquito) salir de la mediocridad… Decía que una mujer desarmada tirándose sobre decenas de hombres armados era peligrosa… Sólo es posible si responde a las consideraciones de Chomsky.
Obama mintió, miente y mentirá forma parte de su estrategia de control. No vamos a saber, salvo por inferencias propias, qué piensa ese hombre. Nada serio puede salir de su boca y, bajo el riesgo de parecer (¿parecer? ¿O lo asumo?) xenófoba con respecto a esa gente, creo que nada serio puede salir de ese pueblo (pensado como conjunto, individualmente, no sé, tal vez,….).
No necesito sumarme al fervor antiestadounidense de nadie porque profeso el propio…
Los muertos sin sepultura de acuerdo a los ritos pre-establecidos de su cultura, vuelven, independientemente que la ejecución sea de un sospechoso o de un culpable (no se me ocurre preguntar de qué).
No me gustan los imperios, aunque no me tocará vivir de otra manera. No me gustan las ideologías de los imperios….
Todas estas palabras por un hecho obvio de asesinato premeditado del imperio hacia un hombre “creado” para que el imperio tenga sentido...
Todas estas palabras son para ejercitarme en la palabra escrita… porque con Chomsky son sólo coincidencias…