viernes, 21 de enero de 2011

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Venezuela: Martha Harnecker: Hoy un marxista tiene que tomar en cuenta las realidades de América Latina
La revista de las ideas entrevistó a la socióloga chilena Martha Harnecker, pedagoga popular investigadora del Centro Internacional Miranda y asesora del presidente Hugo Chávez en Organización Comunal
Revista Mariategui | 20-1-2011 a las 23:54 | 259 lecturas
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La revista de las ideas entrevistó a la socióloga chilena Martha Harnecker, pedagoga popular, investigadora del Centro Internacional Miranda (CIM) y asesora del presidente Hugo Chávez en Organización Comunal, conversamos sobre el desarrollo y los avances de la Revolución Bolivariana.

- ¿Cuál es su análisis del proceso venezolano como vanguardia en América Latina?

- La de Venezuela es una revolución diferente a la de los esquemas clásicos. Dentro de este proceso tenemos que la oposición ha ido dándole regalos a la revolución, porque cada cosa que ha hecho, la revolución lo ha revertido. Por ejemplo, el golpe (2002) permitió saber quienes eran, el sabotaje petrolero permitió que esa empresa estatal (PDVSA) -pero que era gerenciada por un sector de la oposición- pasase realmente a ser una empresa del Estado, en que el gobierno tenía la posibilidad de hacer una política con ella, antes no.

Luego vino el tema del referéndum con la oposición que se autoengaña, sobre todo sus principales dirigentes mediante canales como Globovisión muestran un mundo que no es real. Pero llega en el fondo a convencerlos que es real, por eso están convencidos que van a ganar el referéndum y al final gana Chávez.

Además se le ha tratado de señalar a Hugo Chávez como el dictador, que es una forma de justificar la intervención en un país que está en un proceso de transformación, por eso dicen que aquí no hay democracia. Entonces, "en función de las banderas de la democracia vamos a ayudar a ese pueblo a liberarlo". Aquí ha habido muchas pruebas de democracia y sobre todo en esa coyuntura política porque es muy difícil y con una opinión mundial favorable.

De ahí para adelante el proceso ha seguido muy convulsionado y hay gente que no entiende que así son los procesos revolucionarios realmente, que no se van a entregar los privilegios pacíficamente.

Aquí no hay un enfrentamiento armado, porque Chávez dice que el proceso no es como el chileno, es un proceso armado porque el cuenta con el apoyo del ejército. Y ahí hay una cosa muy importante, que a veces nuestra izquierda no es capaz de analizar, los procesos históricos en función de la correlación de fuerzas que existe para hacer posible un proyecto.

- Entonces ¿Cómo medir los avances de la Revolución Bolivariana?

- Por eso digo que los gobiernos nuestros en América Latina hay que juzgarlos, no tanto por el ritmo que llevan, porque se puede hacer más cosas dependiendo de las fuerzas que se tenga para hacerlo. Pero lo importante es que lo que tú hagas vaya avanzando en una dirección, por eso es que creo que no se le puede pedir por ejemplo al gobierno brasilero liderado por Lula o Correa que haga las mismas cosas que hace Chávez.

América Latina inventando para no errar. Ahí hay un análisis de que ha pasado en América Latina con todos estos gobiernos, estas tipologías que se hacen y porque estas no toman en cuenta justamente la correlación de fuerzas y cuales son los criterios para que nosotros tengamos una opinión de cual es el gobierno que está más decidido a producir el proceso de cambio.

Hay un montón de preguntas que yo hago, por ejemplo, el gobierno está dispuesto-convencido de que la forma de enfrentar el aparato del Estado heredado que es uno de los más grandes problemas que tienen estos procesos pacíficos. Eso hay que hacerlo a partir de consolidar la movilización popular desde abajo, porque hay gobiernos que lo que quieren es que el pueblo sólo acepte sus medidas. Es decir, recibir del Estado, Evo Morales fue ejemplar en eso, porque la huelga de hambre que hizo¿Qué significó? Porque ante ese aparato del Estado que hereda y esa correlación de fuerzas, él apuesta siempre por este movimiento popular que presiona al Estado.

Luisa Arondina una alcaldesa del Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil, cuando hace algunos años la entrevisté me dijo que al aparato del Estado hay que irlo oradando desde fuera, pero con el movimieno social organizado.

Fijate que estaba hablando con las mujeres salvadoreñas, las diputadas tuvieron que aprobar en la Cámara una ley contra el aborto que era completamente contra sus principios. Uno las juzga y nos preguntamos: ¿Cómo es posible que hagan eso mujeres que están en el Parlamento?. Entonces, ellas me explican: El momento que eligió la derecha para plantearlo, fue antes de las elecciones. Y por supuesto la iglesia católica le hizo el juego convencida de que ellas no iban a aceptar e iba a ser una gran campaña nacional en contra. Ellas me dijeron: "Martha, si hubiesen existido mujeres organizadas presionando al Congreso nosotros hubiésemos podido decir o no votar, pero estábamos solas, eramos tres".

Esa idea, de que nosotros tenemos que trabajar en la organización popular, es fundamental para tener la fuerza que permita cambiar la situación. Y en este proceso venezolano, Hugo Chávez ha sido el gran estratega de la construcción de fuerzas favorables al proceso. El primer año de su gobierno se dedicó a recorrer los países, viajó mucho, por supuesto fue muy criticado por la oposición. ¿Y qué hizo? Articular los distintos escenarios y espacios donde había la posibilidad de formar un polo o polos que estuviesen en contradicción con los EE.UU.. Entonces, ahí se metió a la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), el Mercosur.

- ¿Qué diferencia al proceso venezolano de otras experiencias en el continente?

- Después se empieza a plantear que Venezuela no era como Chile en los setenta, donde Salvador Allende asumió la presidencia con un movimiento potenciado con centrales sindicales y un movimieno campesino fuerte.

Acá había una gran debilidad en el movimiento popular, en el movimiento de trabajadores, por eso existieron varios esfuerzos de organización del pueblo, hasta que llega a uno que a mí me parece muy interesante y que puede ser como un paradigma para otros países.


- La de los Consejos Comunales...

- Es la idea de que las comunidades se organicen en pequeños espacios que se llaman los Consejos Comunales para empezar a gestionar recursos y solucionar problemas con una relación en que el Estado favorece esa organización pero también potencia la posibilidad de la toma de decisiones y del crecimiento autónomo de esas comunidades. Aunque hay un riesgo siempre que el Estado propone cosas que sea para cooptar, pero la idea no es esa, la idea es que se vaya consolidando una base popular organizada.

Porque en el edificio de la democracia en la medida que este los pilares de ese edifico más fuerte, que serían los Consejos Comunales, tú puedes tener como una mucho mayor fortaleza democrática.

Ahora se está en el proceso de que estos pilares no son el edifico de la democracia hay que construirlo. Una nueva democracia donde la representación burguesa sea cambiada por otro tipo de representación, acá se llama la vocería.

- ¿Por qué es diferente la vocería?

- Es una palabra que me parece sólo se usa en Venezuela, porque como hay un rechazo a este representante que es electo y se separa de sus electores que es la típica representación burguesa, acá se rechaza el término representante o representación y se insiste en hablar de vocero o vocera.

Que para mí -a diferencia de los representantes- el vocero está directamente ligado a la comunidad de donde surgió, tiene que dar cuenta, puede ser revocado si deja de ser la voz.

La idea es ir construyendo un sistema estatal de vocería donde siempre haya un control de las bases hacia el aparato. Y un control en el sentido de luchar contra la corrupción, contra el alejamiento de los dirigentes de la base, de tomar las decisiones que se pueda tomar a
los niveles inferiores.

Por eso que de ahí, de esta primera idea de estas comunidades organizadas de abajo, surge la idea de las comunas.

- ¿Cómo el marxismo sirve hoy como herramienta para la lucha en América Latina?

- Creo que después de un periodo oscuro cuando cae la Unión Soviética, se dijo en ese momento que terminó el socialismo y por supuesto la teoría que le inspiró: el marxismo.

Siempre cito al escritor Eduardo Galeano que en ese momento dijo: "Nos han invitado a un entierro cuyo muerto no es el nuestro" porque ese socialismo que cayó no es el que nosotros reivindicamos.

He planteado en mis libros -soy una convencida marxista- que Marx nos dio las piedras angulares del análisis de la sociedad de su lógica, de su cambio y el problema es que como ciencia -hay muchos que critican y dicen que eso no es ciencia- no es el determinismo mecanicista.

Ciencia es la comprensión más acabada de un proceso, que entiendas que digamos hay algunas tendencias que en el caso del marxismo no son leyes mecánicas, son tendencias y contratendencias.

Entonces, creo que a partir del marxismo se puede hacer un análisis actualizado con las nuevas preguntas, porque la ciencia siempre tiene que irse renovando para responder a las nuevas realidades.

Es una de las cosas que no se hizo y por lo tanto nosotros manejamos durante mucho tiempo, un mundo había acabado y seguíamos nosotros con un marxismo esclerosado.

Cuyo origen fundamental de esta deformación viene de haber declarado en la Unión Soviética al marxismo como ciencia del Estado.

Entonces quien decía que era verdad y que no era verdad era el Estado y el partido. Y no puede ser eso en una ciencia.

Ahí están las piedras angulares, creo que hemos ido descubriendo nuevos instrumentos y hoy un marxista tiene que tomar en cuenta las realidades de América Latina como lo hizo Lenin.

Porque cuando surgen los Soviet no surgen de una teoría sino de una práctica. Y hoy tenemos muchas prácticas en América Latina que tenemos que pensar e ir inventando para no errar. Porque en este momento no tenemos un esquema que señale: "para ser socialista tenemos que hacer esto o para hacer un gobierno de izquierda tenemos que hacer esto". Sino, tenemos que ir inventando para no errar como decía el profesor Simón Rodríguez

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