martes, 21 de junio de 2011

Paulo Freyre

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EL SABER COMO DEPÓSITO VS. EL DIÁLOGO LIBERADOR: En la concepción bancaria, el sujeto de la educación es el educador el cual conduce al educando en la memorización mecánica de los contenidos. Los educandos son así una especie de «recipientes» en los que ...se «deposita» el saber. El único margen de acción posible para los estudiantes es el de archivar los conocimientos, convertidos en objetos del proceso, padeciendo pasivamente la acción del educador. De este modo, a mayor pasividad, con mayor facilidad los oprimidos se adaptarán al mundo y más lejos estarán de transformar la realidad. La educación bancaria es, por tanto, un instrumento de opresión. La propuesta de Freire es la «Educación Problematizadora» que niega el sistema unidireccional propuesto por la «Educación bancaria» ya que da existencia a una comunicación de ida y vuelta, y elimina la contradicción entre educadores y educandos. Ambos, educador y educandos, se educan entre sí mientras se establece un diálogo en el cual tiene lugar el proceso educativo. Con la «Educación Problematizadora» se apunta claramente hacia la liberación y la independencia, pues destruye la pasividad del educando y lo incita a la búsqueda de la transformación de la realidad, en la que opresor y oprimido encontrarán la liberación humanizándose. LA DIALOGICIDAD, ESENCIA DE LA EDUCACIÓN COMO PRÁCTICA DE LIBERTAD: El diálogo es un fenómeno humano por el cual se nos revela la palabra, de la que podemos decir que es el diálogo mismo. Por ello hay que buscar la palabra y sus elementos constitutivos. Descubrimos así que no hay palabra verdadera que no sea una unión inquebrantable entre acción y reflexión y, por ende, que no sea praxis. De ahí que decir la palabra verdadera sea transformar el mundo. La palabra inauténtica no puede transformar la realidad, pues privada de su dimensión activa, se transforma en palabrería, en mero verbalismo, palabra alienada y alienante, de la que no hay que esperar la denuncia del mundo, pues no posee compromiso al no haber acción. Sin embargo, cuando la palabra hace exclusiva referencia a la acción, se convierte en activismo, minimiza la reflexión, niega la praxis verdadera e imposibilita el diálogo. Los hombres no se hacen en el silencio, sino en la palabra, en el trabajo, en la acción, en la reflexión. El diálogo implica un encuentro de los hombres para la transformación del mundo, por lo que se convierte en una exigencia existencial. Y no podemos dejar de recordar que para Freire, la palabra tiene dos fases constitutivas indisolubles: acción y reflexión. Ambas en relación dialéctica establecen la praxis del proceso transformador. La reflexión sin acción, se reduce al verbalismo estéril y la acción sin reflexión es activismo. La palabra verdadera es la praxis, porque los hombres deben actuar en el mundo para humanizarlo, transformarlo y liberarlo.

1 comentario:

  1. Paulo Freire, comprometido con la vida, pensando existencia, nos enseñó que desde la opresión no puede haber liberación posible.
    A nosotros, criados en la opresión nos dijo “educá para la libertad”.
    Desde ya esto nos lo dijo cuando descubrimos la existencia de la “pedagogía del oprimido”, porque todo tuvimos que descubrir solos... O con algunas “ayudas clandestinas” y así nos fuimos liberando... fuimos practicando la libertad... fuimos diciéndoles a nuestros pichones que alfabetizados es posible ser libres... de otra manera jamás... Lo llamaron teórico... a él que sembró millones de conciencias... que predicó con el ejemplo... que supo escuchar... que exigió capacidad... respeto... que nos enseñó a no prohibir... a preguntar... que nos enseñó que la palabra está entre la reflexión y la acción... que no debemos consumir palabras, que debemos crearlas, crear ideas...
    Gracias por traerlo... Cuánto hacía que no me acordaba de él!!!!

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