domingo, 5 de febrero de 2012

André Malraux: literatura y compromiso

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Bastaría hablar de L,Espoir (La esperanza) para rescatar la figura de Malraux quien, al escribir ese libro abierto, esa novela-documento, ese gran fresco que, como ningún otro libro, permite comprender la grandeza y tragedia de la Guerra Civil Española, llevó su compromiso intelectual y político hasta los límites de la acción.
En 1936, apenas iniciada la guerra, "compañero de ruta" de los comunistas, se pone a disposición del gobierno de la República, formando, con viejos aviones, algunos de entrenamiento o de uso privado, con pilotos voluntarios, la legendaria Escuadrilla España, que combatiría en desiguales condiciones contra los Junkers y los cazas alemanes hasta su disolución, cuando son derribados sus dos últimos bombarderos mientras cubrían la retirada de Málaga. De regreso en Francia, junto a Max Aub llevaría fragmentos de L,Espoir al cine en un film artesanal, pero anticipador del neo-realismo italiano, con el nombre de Sierra de Teruel, que no pudo ser proyectado por presiones de Franco a la embajada francesa. Ya iniciada la Segunda Guerra Mundial, es internado en un campo de concentración, del que logra escapar en 1941, incorporándose a la Resistencia, dirigiendo la Brigada "Alsace-Lorraine" durante la liberación de Paris. Las condiciones  difíciles de la resistencia clandestina quedarían reflejadas en "El tiempo del desprecio".
En los años veinte, Malraux vive en China el tiempo suficiente para imbuirse de su cultura y de su realidad, siendo testigo privilegiado de sucesos como la huelga general de Cantón, la frustrada insurreccción de Shanghai, la victoria del Kuomintang de Chiang-Kai-Shek y la posterior represión a los comunistas chinos.
De ea experiencia nacerían los libros "Los conquistadores" y "La condición humana", probablemente, junto a "La esperanza", sus mejores obras.

La polémica con Trotsky

"¿Y ese jóven Malraux que tiene, por lo menos, voluntad, no como esos héroes de Proust o de Gide, es álguien que puede ganarse para nuestra causa..?", preguntó Trotsky entusiasmado luego de leer "Los conquistadores" en 1931, del cual publicó un aertículo elogioso en la revista NRF que editaba Gallimard. Fue una relación breve, signada por la curiosidad y la admiración mutuas pero también por las discrepancias políticas e ideológicas.
En julio de 1933 se encontraron en las afueras de Paris, en la villa de Saint- Palais donde residía Trotsky de acuerdo con las condiciones impuestas por el gobierno francés para aceptar su exilio. Trotsky __ cuya versatilidad cultural no puede negarse__  había hecho en su nota un exaustivo análisis del libro. "Hay páginas de la novela, __escribe__  bellas por su intensidad, que muestran cómo el odio revolucionario nace de la opresión, de la ignorancia, de la esclavitud, y se va templando como el acero. Tales páginas merecerían ingresar en la Antología de la Revolución, si Malraux hubiera abordado a las masas populares con más libertad  y atrevimiento, si no hubiese introducido en su estudio un leve toque de cansada superioridad, como excusándose de su concomitancia pasajera con la insurreccuón del pueblo chino...". Se equivocaba, aún no había leído "La condición humana", que Malraux acababa de finalizar al momento del encuentro.
La participación de Malraux en la Guerra Civil Española terminaría por separarlos definitivamente. "Nos enojamos cuando adopté la posición sobre España que usted conoce __ diría Malraux en una entrevista__. Trotsky estaba en contra, violentamente; estimaba que no había que defender a España porque los rusos, en su opinión, hacían un doble juego, y eso solo podía conducir a un reforzamiento del stalinismo, la peor cosa del mundo para la defensa del proletariado".
Trotsky, contradiciendo si propia valoración inicial de Malraux, escribiría: "Malraux se hallaba en China en 1926 al servivio del Comintern-Kuomintang, y es uno de los que sobrellevan la responsabilidad del estrangulamiento de la revolución china. Malraux, como André Guide, forma parte de los amigos de la URSS. Pero hay una enorme diferencia entre ellos y no solamente en la envergadura de su talento. André Guide es de un carácter completamente independiente y posée gran capacidad y honestidad intelectual, lo que le permite llamar a cada cosa por su nombre. Malraux, por el contrario, es orgánicamente incapáz de independencia moral. Sus novelas están enteramente impregnadas de heroísmo aunque él mismo no posée esta cualidad en el más mínimo grado. Malraux es oficialista de nacimiento".
Malraux respondería: "Durante un período de diez años yo no he contado para nada en la historia de la revolución china. Y ahora vengo a convertirme de repente en su figura más importante. ¿Será porque en el interín yo he declarado que la inmediata colectivización de la tierra es completamente imposible e impracticable en España, aceptando así la posición del gobierno español del Frente Popular y oponiéndome al programa del POUM y de los trotskistas españoles? Si yo estuviese de acuerdo con Trotski en la cuestión española, evidentemente no me hubiera hecho nunca responsable del fracaso en China".

En 1947 es nombrado Ministro de Cultura por De Gaulle, desempeñándo una brillante obra de difusión de la cultura francesa en el mundo, y siendo el creador las famosas Maisons de Jeunes et de la Culture que durante décadas influenciaron a los quartiers y municipios parisinos. En 1933 su novela La condición humana obtuvo el Premio Goncourt de Francia, y en 1976 es galardonado con el premio internacional Alfonso Reyes.
Refiriéndose a su versión cinematográfica de L,Espoir diría: No es un documental sino un documento. Un homenaje al pueblo español, a tantos venidos de cien partes del mundo para defenderlo y, espejo de lo mismo, un homenaje de estos al pueblo español, defensor entonces de su honra y su libertad”.


                                                                            Héctor Solasso 

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