miércoles, 1 de febrero de 2012

Julius Fucik

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¿Quién de nuestra generación no leyó éste libro impresionante, desgarrador? Las hojas que sacaban de la cárcel y eran celosamente guardadas, constituyeron años después un documento valiente, humano y veráz, escrito entre el dolor y la tortura, que sería traducido a más de ochenta idiomas.
Julius Fucik, periodista y escritor checoslovaco, miembro del Comité Central del Partido Comunista  en la clandestinidad, fue detenido por la Gestapo en 1942 y sometido a bestiales tormentos que no pudieron doblegarlo. "__Madre, padre... ¿por qué me habéis hecho tan fuerte..?". También el refinamiento de la tortura psicológica. Algunas noches, lo sacaban a dar vueltas por la ciudad. "— Te hemos detenido —me decía— y mira: ¿ha cambiado algo por eso? La gente
pasea como antes, ríe, tiene sus preocupaciones igual que antes. El mundo
marcha como si tú jamás hubieras existido. Seguramente entre ellos hay más de
uno de tus lectores. ¿Y crees que por ti tendrán una arruga más?"
Otra vez, después de una jornada de interrogatorio, me metió en un auto y atravesando
Praga me condujo a Hradcany, sobre la calle Neruda:
— Sé que amas a Praga. ¡Mírala bien! ¿Es que no quieres volver nunca más a ella?
¡Qué hermosa es! Lo será igual cuando tú ya no existas...".  A lo que respondí: — ...y será más bella todavía cuando vosotros no estéis aquí...".
Su compañera, Gusta Fucikova, fue también detenida y torturada en su presencia, para ser luego enviada al campo de concentración de Ravensbruck. Conseguiría sobrevivir, y a ella debemos el rescate de los escritos. "Me enteré de que Julius Fucik había sido ejecutado en Berlín el día 8 de septiembre
de 1943, quince días después de su condena.
También supe que Julius Fucik había escrito algo mientras estuvo en la cárcel de
Pankrác. Fue el guardián A. Kolínský quien procuró los medios para hacerlo,
llevándole a la celda papel y lápiz y sacando clandestinamente de la cárcel las hojas
manuscritas.
He tenido una entrevista con el guardián. Y poco a poco he podido ir recogiendo el
material escrito por Julius Fucik en la cárcel de Pankrác. Reuní las hojas numeradas,
escondidas por varias personas en diferentes lugares, y se las presento al lector. Es la
última obra de Julius Fucik."
 Fucik escribiría:
"Es una carrera entre la esperanza y la guerra. Una carrera entre la muerte y otra muerte.
¿Qué vendrá primero? ¿La muerte del fascismo o la mía? ¿Es ésta una cuestión en la
que yo solo pienso? No. Eso mismo se preguntan decenas de millares de presos, eso
mismo se preguntan millones y millones de soldados, eso mismo se preguntan decenas
de millones de hombres y mujeres en toda Europa y en el mundo entero. Unos tienen
más esperanza y otros menos. Pero es sólo aparentemente. Los horrores con que el
capitalismo en descomposición ha inundado al mundo constituyen amenazas supremas
para todos. Centenares de miles de hombres —¡y qué hombres!— caerán todavía antes
de que los sobrevivientes puedan responder: yo sobreviví al fascismo.
Ahora la cuenta es sólo de meses y pronto será de días. Pero precisamente serán ésos los
más crueles.
Siempre pensé cuan triste sería ser el último soldado tocado en el corazón por la última
bala y en el último momento de la guerra..."
"Siempre hemos contado con la muerte. Lo sabíamos: caer en manos de la Gestapo
quiere decir el fin. Y aquí hemos hecho lo que hemos hecho de acuerdo con esa
convicción.
También mi juego se aproxima a su fin. No puedo describirlo. No lo conozco. Ya no es
un juego. Es la vida.
Y en la vida no hay espectadores.
El telón se levanta.
He vivido por la alegría, por la alegría he ido al combate, y por la alegría muero. Que la tristeza nunca sea unida a mi nombre.
Hombres: yo os amé. Estad alertas."   
                                                            Julius Fucik
"He vivido por la alegría, por la alegría he ido a combate y por la alegría muero.
Que la tristeza nunca sea unida a mi nombre"

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